La L-leucina forma parte del grupo de los aminoácidos de cadena ramificada que no puede ser producido por nuestro cuerpo y ha de ser obtenido a través de fuentes de alimentos o suplementos dietéticos. Pero, ¿cómo influye exactamente su consumo en nuestro organismo?
Las propiedades de la L-leucina
Dentro de los aminoácidos podemos diferenciar los esenciales de los no esenciales: los primeros no pueden ser sintetizados por nuestro cuerpo y deben obtenerse a través de nuestra dieta, sobre todo con alimentos ricos en proteínas, o suplementos deportivos. La L-leucina forma parte de este grupo, con importantes beneficios para nuestro tejido muscular.
La L-leucina, junto con la L-isoleucina y la L-valina, constituye el grupo de los aminoácidos ramificados (BCAA), utilizados por las células para sintetizar proteínas. Su intervención se produce en procesos del control de la glucemia y del crecimiento muscular. Son además los únicos aminoácidos empleados como combustible para los músculos, por lo que sus niveles plasmáticos disminuyen después de realizar ejercicio físico.
La L-leucina destaca por su acción reparadora, ya que esta se activa junto con la presencia de la L-isoleucina y la L-valina, ayudando al proceso de cicatrización en nuestro cuerpo. Esta no es su única propiedad, puesto que también contribuye en otras funciones como en el metabolismo de los hidratos de carbono. Esto permite la absorción de glucosa por las células y regular los niveles de azúcar en sangre.
A su vez, este aminoácido esencial influye en la conservación de la salud del hígado y de la vesícula biliar, aumentando la producción de bilis y previniendo complicaciones de indigestiones o insuficiencias hepáticas.
Su contribución al tono muscular
La L-leucina constituye, junto con otros aminoácidos ramificados, un tercio de la proteína de nuestra masa muscular. Una de sus características más importantes es la de preservar precisamente el tejido muscular, evidente que se degrade rápidamente durante el proceso de envejecimiento.
Otra de las propiedades por la que la L-leucina es tan apreciada entre los deportistas, es que ayuda a fortalecer la masa muscular mediante la síntesis proteica y la producción de la hormona del crecimiento. Sus beneficios para el organismo son numerosos, entre los que podemos citar los siguientes:
- Suministra energía a nuestro cuerpo cuando se encuentra en situaciones de estrés como durante la realización de actividades físicas.
- Contribuye al ahorro de glucógeno muscular, es decir, la glucosa albergada en el tejido muscular y que se utiliza para dar energía a las contracciones musculares.
- Previene la atrofia muscular gracias a su capacidad anticatabólica, por lo que es utilizada durante recuperación de cirugías, inmovilizaciones forzadas o procesos de pérdida de peso.
- Reduce las molestias provocadas en sesiones de entrenamiento de alta exigencia y previene el descenso de los niveles de fuerza.
Recomendaciones para su consumo
Como comentamos al inicio de la publicación, la L-leucina tiene la peculiaridad de que no puede ser producida por nuestro cuerpo, por lo que su obtención se debe producir a través de alimentos o mediante suplementos nutricionales.
La L-leucina se considera el aminoácido ramificado más importante, ya que se trata de un nutriente que debe estar presente en nuestro organismo en su justa medida para garantizar el aprovechamiento de otros elementos. Es decir, si experimentamos un nivel bajo de L-leucina en proporción a otros aminoácidos, nuestro cuerpo no será capaz de asimilar todas las proteínas con las que contemos, sin importar la cantidad ingerida.
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